Personalmente disfruto con el fútbol como un juego educativo. Y educa, o debería educar, en todos los niveles.
No debemos confundir la educación con las multas, con las normas de vestuario y las correspondientes sanciones que tanto nos gusta poner a los entrenadores. Quizás sea un buen método, no lo pongo en duda en estos momentos, pero considero que no es necesario.
Inculcar valores como el respeto, la responsabilidad, el sacrificio, la honradez...es en cierta manera sencillo, siempre y cuando el técnico tenga claro que hay detalles que no puede pasar por encima. Y, además, lo vamos a hacer con la pelota de por medio, método infalible cuando de un futbolista se trata.

Una vez explicados los diferentes objetivos, explicamos el funcionamiento; se juega a dos toques, y pasará a defender aquel que ha fallado y el que le haya dado el pase a éste, ambos cambiarán el rol con los que ya estaban defendiendo.
Muchos de nosotros nos quedaríamos aquí en la explicación. Y, probablemente el ejercicio saldría de forma aceptable y lograríamos algunos o todos los objetivos planteados. Pero, y si le añadimos algunas explicaciones más y algunos objetivos más relacionados con la actitud del jugador? Hay que exigir el máximo esfuerzo de los que defienden para que los de fuera mejoren. Los jugadores deben entender que un error suyo, perjudica a un compañero. Que hay una zona y toques delimitados, que se deben respetar, sobretodo por los que defienden...En definitiva, debemos explicarles que no solo trabajamos aspectos técnicos, tácticos y físicos, si no valores que serán fundamentales para la formación, tanto del jugador, como del equipo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario