martes, 30 de septiembre de 2014

Ya tengo la pelota...y ahora qué?

Uno de los temas que siempre me ha llamado mucho la atención, es la capacidad que tiene que tener el jugador para percibir lo que realmente le interesa una vez tiene el balón.
Ese mecanismo perceptivo debe ayudar al poseedor de la pelota a, en cuestión de segundos, o menos, ver la posición y movimientos, tanto de sus compañeros como de los rivales, así mismo,  conseguir ubicarse él mismo sobre el terreno de juego. La capacidad perceptiva, la calidad de la misma y la velocidad en la que lo haga, dependerá de muchos factores, y que los analizaré en próximos artículos, ya que, probablemente sea uno de los temas más importantes a tratar en cuanto a la formación futbolística del jugador. Como avance, destacar el entrenamiento de los diferentes automatismos, las sensaciones del jugador, la capacidad de concentración, el control del pensamiento, los valores inculcados...Todo un mundo.
Bien, una vez el jugador ha percibido lo que ha podido, llega el mecanismo de decisión. Entre todas las opciones que el jugador tiene, debe decidirse por una. Pongamos el caso de un delantero centro, que recibe la pelota a 15 metros del área rival, tiene opción de jugar hacia la banda, la opción del tiro a portería, o buscar una acción de 1 x 1 con el defensa...entre esas tres opciones, en función de lo que él percibe, se decidirá por la mejor opción.
Por último, encontramos el mecanismo de ejecución. Percibo, decido, y, ejecuto. Siguiendo con el ejemplo anterior, imaginemos que el jugador ha decidido que la mejor opción es el tiro a portería.
Nos podríamos quedar aquí, pero, queda la parte más importante, el "feedback" que esa acción recibe el propio jugador. No es lo mismo que ese tiro a portería vaya entre los 3 palos pero la pare el portero, o que vaya entre los 3 palos y sea gol, que vaya fuera, o que vaya muy muy desviado. Obviamente, las consecuencias en el jugador, o en la gran mayoría de los jugadores, serán muy diferentes.
Si tenemos claro los diferentes procesos por los que pasa el futbolista en una única acción, ya solo nos queda saber donde tenemos que intervenir para buscar la mejora.
Sin duda, es fundamental que todas las personas que forman parte del proceso de mejora del jugador identifiquen rápidamente el proceso en el que jugador ha fallado para así poder corregirlo. Quizás el futbolista ha percibido bien las diferentes opciones que tenía, además, ha decidido la mejor opción, sin embargo, la ejecución ha sido deficiente. Aquí estaría claro que deberíamos trabajar sobre el gesto técnico. El problema llega cuando el jugador percibe mal, decide mal, pero ejecuta muy bien, y ese comportamiento lo reforzamos.

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